Última innovación en materia de belleza. Hasta Cleopatra dormía con una máscara de oro para mantener su piel radiante.
Son útiles para la revitalización facial y para mejorar la tonicidad cutánea. Afirma, levanta, suaviza las líneas y arrugas, aclara el tono de la piel, redefine el contorno del rostro, minimiza los poros, da brillo y recupera el aspecto luminoso.
Contiene propiedades antinflamatorias y antialérgicas, restaura el colágeno de la piel fortaleciendo su estructura, y evitando así, la tan temida flaccidez del rostro.